Empezamos este estudio reflexionando sobre un anciano Barzilai quien había sostenido con sus bienes al rey David y sus seguidores cuando era refugiados al otro lado del Jordán por la rebelión de Absalón. “Era Barzilai muy anciano, de ochenta años, y él había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico.” Diferente de Siba, el siervo de la casa de Saul que buscaba ventaja propia por entregar provisiones al rey David (que eran a la verdad enviados por Mefi-boset) Barzilai lo hizo con un corazón entregado a David. David quería premiarlo por su fidelidad. “Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te sustentaré conmigo en Jerusalén.” Barzilai apreciaba mucho la oferta del rey, y, muy diferente de Siba el avaro y calumniador, dijo “¿por qué me ha de dar el rey tan grande recompensa?” Pienso del centurión de Lucas 7. Los líderes judíos dijeron “Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.” Lucas 7:4-5 Pero el centurión dijo al Señor Jesús “Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano.” Buscaba la bendición por otro y no por si mismo, ni siquiera la dignidad de una visita. El Señor Jesús respondió con palabras impresionantes “Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.”
Así Barzilai, sabiendo que le quedaba pocos años de vida, buscaba la bendición por alguien más joven, que fue su hijo. “Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor el rey, y haz a él lo que bien te pareciere.” Espero que nosotros los hermanos mayores seamos así, que busquemos la bendición del Señor sobre los jóvenes; que los animemos en la asamblea a tomar su lugar como siervos del Señor. ¿Animemos a los jóvenes que participen en la oración y adoración en la asamblea? ¿O los criticamos por decir las cosas no exactamente según la orden predeterminada? ¿O oramos tan largamente nosotros que no hay tiempo para otros, especialmente los jóvenes? ¿Criticamos cuando dan un himno no exactamente adecuado en la oración o partimiento de pan? ¡O, que haya en nosotros el ánimo que había en Barzilai para ver la bendición de Dios descansar en otros! Pero no le faltaba a él tampoco de la bendición; “El rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa.”
Lo que sigue es mucho menos animoso. En verdad, era un tiempo no tan diferente que el tiempo en que nos encontramos a nivel mundial. En muchos lugares las autoridades han prohibido las reuniones “religiosas” con el proposito de proteger la salud de contagiarse con la corona virus. Esto ha causado bastante desacuerdo entre hermanos, unos discutiendo que debemos obedecer a las autoridades siempre, mientras otros toman por ejemplo a Daniel que no dejaba de orar a pesar del mandato del rey. No es mi intención de enseñar ni amonestar acerca de lo que se debe hacer, sino más bien aconsejarnos que no seamos como los líderes de las tribus de Israel. “Y he aquí todos los hombres de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su familia, y a todos los siervos de David con él?” ¿No habían sido casi todos culpables de abandonar al rey y seguir a su hijo corrupto y pecaminoso? ¿Era un tiempo de jactar de ser más grande en número (diez tribus comparado con Juda) o sentir resentido y ofendido? “¿Por qué, pues, nos habéis tenido en poco?” Estas obviamente no son palabras de fe o fidelidad a David. Pero quizás lo peor sigue; “Y las palabras de los hombres de Judá fueron más violentas que las de los hombres de Israel.”
Este es mi temor, hermanos. El resultado de este discuto lamentablemente era otra batalla entre hermanos. No faltaba un malvado listo a aprovechar el desacuerdo. “Un hombre perverso que se llamaba Seba hijo de Bicri, hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y dijo: No tenemos nosotros parte en David, ni heredad con el hijo de Isaí. ¡Cada uno a su tienda, Israel! Así todos los hombres de Israel abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de Bicri.” Si no fuera demasiado triste que habían seguido a Absalón, ahora siguen a otro hombre perverso. Resultaba una batalla donde vemos a heridos y muertos, incluyendo una oportunidad por el hombre ambicioso y cruel Joab de matar a su primo Amasa para mantener su lugar de preeminencia sobre el ejército de Israel. La parte de David en esto, de mi punto de vista, no indica las acciones de mucha fe, sino un cansancio de los problemas. “Y dijo David a Abisai: Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma, pues, tú los siervos de tu señor, y ve tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas, y nos cause dificultad.” Amasa había demorado, en los pensamientos de David, demasiado tiempo y así, sin consultar a Jehová, se apresuraba a enviar a otro.
Yo no sé qué pensar, en verdad mis hermanos, acerca de la situación en que nos encontramos, acerca de la voluntad del Señor pero quiero respetar la fe de mis hermanos sin hablar “palabras violentas”. Ha habido una gran diferencia entre los hermanos, aun hermanos de edad y conocimiento de las escrituras, reaccionando con los mandatos de las autoridades de no congregarse. Tampoco ha habido acuerdo entre las autoridades que aumenta la confusión. Por ejemplo, aquí en los EU el presidente ha dicho que las iglesias se consideran “esencial” mientras el gobernador de California sigue diciendo que no debemos congregarnos (menos para protestas apoyando el movimiento de las vidas de los morenos) y en el condado donde yo vivo, el sheriff del condado se niega a hacer cumplir la prohibición de reunirse en una iglesia. Mi oración es que podemos pasar este tiempo sin la controversia que dividía a Israel en este tiempo. Es bastante interesante que fue el ambicioso y violento Joab que podía encapsular el problema con estas palabras en contestación a la “madre en Israel” quien dijo “¿Por qué destruyes la heredad de Jehová? Joab respondió diciendo: Nunca tal, nunca tal me acontezca, que yo destruya ni deshaga. La cosa no es así: mas un hombre del monte de Efraín, que se llama Seba hijo de Bicri, ha levantado su mano contra el rey David; entregad a ése solamente, y me iré de la ciudad.” Que el Señor nos ayude, hermanos, en este tiempo difícil, de soportarnos los unos a los otros mientras esperamos que aclarezca la situación.
21 junio de 2020